santander music festival cronica

Descubrir un nuevo festival es una experiencia casi mágica. Desde el primer momento en que tus pies pisan el suelo, y te enfundan una pulsera que probablemente protegerá a tu muñeca del sol durante semanas, percibes muchísima información. Escenarios, camping, puntos de acceso, autobuses… Todo suena algo caótico y desordenado en tu cabeza, hasta que te dejas llevar, sientes la música, y tras unas cuantas puestas de sol, adquieres una enorme convicción de conocer a fondo todos los secretos del festival, a la par que te despides y prometes volver.

A pesar de ser nuestra primera aventura en el festival, Santander Music ya contaba con ocho ediciones anteriores, a las que hay que sumar una novena que se ha cerrado de forma bastante satisfactoria. A lo largo de esta crónica, diseccionaremos los aspectos básicos del evento y sus espectaculares paisajes, para posteriormente centrarnos en el ámbito musical. ¿Nos acompañas?

 

Entorno

La zona de conciertos se ubica en la entrada de la península de la magdalena. A lo lejos se puede vislumbrar el palacio de la magdalena mientras que el punto de acceso es un pequeño paseo por el bosque con bonitas casas a los lados. El mar está visible en todo momento, por lo que puedes darte un pequeño chapuzón antes de entrar, o hacerte un selfie contemplativo pensando en tus cosas desde el mirador que posee el propio recinto.

El camping se encuentra próximo al faro de Santander, y bastante próximo a la playa de Mataleñas, cuyo tamaño es pequeño, pero que cuenta con unas vistas espectaculares desde la zona de acceso. Se puede acceder andando, pero si decidís hacer una visita os recomendamos ir en coche, pues hay un amplio aparcamiento y la subida puede hacerse durilla.

 

El Festival

santander music festival

Hablando del primer escenario, tiene un tamaño bastante grande, y su decoración está muy mimada. Se complementa con dos grandes pantallas en las que suceden varios planos unidos por fundidos. Sin duda un espectacular montaje dado el tamaño del festival.En el apartado musical, sigue una fórmula bastante lineal en la que es imposible perderse nada. 5 conciertos por día, sin solapes, tienen lugar en el recinto principal. En cada descanso un dj situado de forma perpendicular al primer escenario, hace acto de presencia para que la espera entre conciertos se haga más amena y divertida.

Las barras son muy amplias y cuentan con una cantidad grande de personal, por lo que no hemos tenido que esperar para pedir en ningún momento. Eso sí, preparad la cartera porque los precios son algo altos (caña a 3 euros. Vaso grande a 8 euros).

Su oferta gastronómica es diversa  y está inmersa en una decoración especial. A su lado, encontramos el mirador y una zona de descanso con un futbolín cuya alineación es un 2-5-3 (chúpate esa Clemente).

Paralelamente, contamos con las Vermú Sessions, pequeños conciertos al aire libre que resuenan por el centro de Santander después de comer y son de acceso gratuito. También hay clases de surf y skate, algo que resulta de lo más original, y que hace sumar puntos a que la experiencia sea mucho más completa y original.

 

Camping

La zona de acampada se comunica con el recinto de conciertos mediante un bus lanzadera gratuito que pasa cada 30 minutos por la entrada de ambos. También podéis contemplar la opción de ir andando si sois aficionados al senderismo hardcore, pues tardaréis una hora.  Por tanto, os aconsejamos que os inclinéis por la primera opción, pues el bus es muy puntual y funciona de maravilla.

Entrando ya a valorar el propio camping, yace sobre hierba bien cortada y en ningún momento hemos pasado demasiado calor (esto es Cantabria señores). Cuenta con una serie de servicios que por lo general han funcionado bien.

Hay seguridad a la entrada, pero se ha mostrado un poco “permisiva” (nunca nos hizo falta mostrar la pulsera para entrar). También dispone de un servicio de carga gratuito de móviles, sin duda un gran detalle, aunque tendrás que vigilar cada poco tu móvil. Respecto a los baños, las duchas han funcionado de maravilla, mientras que los urinarios han sufrido algunos problemas, la mayoría debido a que las puertas estaban dilatadas por el calor y no cerraban. A pesar de estos “fallos” nuestra experiencia ha sido positiva y seguramente sean solventados de cara a la próxima edición.

Así pues, Santander Music es algo más que un festival, con unos paisajes icónicos en los que perderse. Pero ahora toca hablar de lo puramente musical, sus grupos y actuaciones más destacadas.

 

Crónica Santander Music Festival 2017

 

Leer crónica de viernes y sábado

 

Jueves

El sol ejercía de inesperado protagonista en nuestra llegada a Santander. La primera jornada lograba congregar a algo más de 4.000 personas con ganas de conciertos. El tiempo acompañó para ello.

 

M Ward

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El folk de altos matices sobrevoló la magdalena durante los primeros compases, en lo que se esperaba como un concierto bastante íntimo. Así lo fue. Poco público que se agolpaba en las primeras filas, y Matthew Stephen Ward en solitario sobre el escenario. Bueno, solo lo que se dice solo no estaba, pues salió enfundado con su guitarra. Poca compañía más le hace falta, pues es uno de esos autores que a base de punteos, pedales y coros sabe sonar como una banda completa. La idea de disfrutar de un buen concierto folk al anochecer es realmente buena, pero quizás este tipo de conciertos brillen más en un auditorio, pues el público se mostró algo ausente en ciertos tramos. No obstante, sus dos hits: “Chinese Translation” y “Primitive Girl” fueron bastante aclamados.

 

Los Deltonos

El grupo cántabro apareció en el escenario con la confianza de un equipo que juega en casa. Adelantaron sus líneas y salieron al ataque. Ofrecieron una buena ración de blues rock y country perfecta para entrar en calor. La cantidad de público iba en aumento y pudimos ver los primeros saltos de la edición.

 

Sidonie

santander sidonie

Creo que el concierto de Sidonie estuvo marcado por dos mitades diferenciadas: En la primera, están sus sonidos más puramente rock y desenfadados como “El Incendio” que suenan realmente bien en directo, mientras que por otro lado, encontramos himnos artificiales y facilones como “Carreteras Infinitas” o “Un Día De Mierda” en los que Marc Ros se lanza hacia el público para otorgarles algo más de epicidad. Sus largos discursos cargados de tópicos entre canciones pueden resultar simpáticos y agradables en un principio, pero terminan por ser cansinos si se abusan de ellos. De todas formas, conviene situarlos en el contexto del concierto. Y la realidad fue que el público se mostró entregado y entusiasmado durante toda la actuación. A fin de cuentas eso es siempre lo más importante.

 

Nothing But Thieves

santander nothing but thieves

Los británicos llegaban a Santander elevados a las alturas del hype británico: que si los nuevos Muse, que si toneladas frenéticas de diversión… Tenían un buen papel encima y una gran cantidad de público pendiente de demostrar lo que valen. Y la verdad que su cantante consiguió deleitarnos con su gran registro vocal. Su voz se mostró poderosa y vibrante durante toda su actuación, mientras el resto del grupo es verdad que permaneció algo más soso en escena. La verdad que apuntan maneras y son capaces de montar un recital variado con el escaso material que aún poseen.  Los ritmos lentos de “Sorry” o el estribillo pegadizo de “Trip Switch” (a.k.a la canción de “hostia tío pero si esta sale en el fifa 17”) convencieron a un público que les despidió con “Amsterdam” de fondo.

 

Roosevelt

santander roosevelt

Sus frescos sonidos electrónicos procedentes de Alemania entran a la primera escucha y producen unas irrefrenables ganas de bailar. Además, los defienden en directo tocando en formato Live con banda, como debe ser. Los pocos valientes que aguantaron hasta el final agradecieron la discoteca de calidad que ofrecieron.


By Daniel Santamaría. Fotos by Jon Rodríguez.

Foto de Sidonie by Daniel Fernández (Diario de Navarra)