Hoy en Wake and Listen nos ponemos sentimentales y vamos a hablar de algo muy nuestro, muy de todos los que vivimos la música, hoy hablaremos de nuestros discos.

Ya, os hemos hablado de millones de discos, de nuestros favoritos también, y no, todavía no tenemos ningún gran disco en el mercado, entonces, ¿De qué mierda hablamos?

Hablamos de esos CD vírgenes que llenamos hasta arriba de nuestros temazos favoritos, creando combinaciones de lo más estrambóticas.

Se los hacemos a colegas, para largos viajes, para resumir un verano, para impresionar a una chica, porque somos unos profundos, ¡por lo que sea!

El caso es que los hacemos y nos encanta, todos nos consideramos propietarios de un gusto musical exquisito, todos escuchamos la mejor música y somos la polla.

Alguna vez habéis oído a alguien decir “No, si es que la música que yo escucho es una mierda” Nosotros tampoco.

Por eso antes o después todos hemos tenido la brillante idea de hacer nuestro gran disco, nuestra obra maestra, la mejor de las mejores recopilaciones de la historia.

Cada día se hace menos, eso está claro, la irrupción de los mp3, mp4, ipod, móviles y demás dispositivos espaciales han ido desplazando todo el tema de los CD´s y cada vez quedamos menos románticos.

–Tío, para eso hazme una playlist.

-Vete a la mierda.

Y es que es así, estos discos son diferentes, los han hecho específicamente para ti, esa selección solo la tienes tú en todo el maldito planeta y si alguien quiere escucharlo tendrá que mover el culo y pedírtelo.

Los coches y la música, la música y los coches.

Para mí esta historia empezó por el coche.

Esas largas horas en la parte de atrás luchando con tus hermanos por cada centímetro de asiento.

“Mamá pon la cuatro; nono esa no; la del otro disco; mamá ponla otra vez; cambia de disco de me duermo; papá cambia tú que mamá está dormida”

 

Por alguna extraña razón nunca me abandonaron en una intransitada gasolinera.

Sin recordar muy bien cómo (supongo que por algún amigo más espabilado) este maravilloso invento apareció en mi vida y empecé a hacerme mis propios discos para los viajes en coche. El proceso era sencillo: una montaña de cajas de cd´s a un lado y el rústico portátil de mi padre que hacía más ruido que el Apolo 11 al otro.

Hacer discos para el coche estaba bien, pero ¿Por qué quedarse ahí? Siempre quedaba muy bien para una fiesta, para dárselo a una chica o algún colega con el fin de “educarle” un poco…

Mensajes encriptados en las letras de las canciones, la 7 tenía que molar y la 14 ser la mejor del disco, permanente para el título, etc. Manías de cada uno.

Como decíamos antes es algo que cada vez se hace menos, enchufamos el ipod al coche, nos bajamos las canciones al móvil, nos suscribimos a listas en Spotify…

Pero de vez en cuando viene alguien y te dice, “Ey ¿Por qué no me haces un disco?” Y te da un vuelco a la patata.

 

Eso es todo por nuestra parte amigos, si queréis compartir con nosotros alguna experiencia parecida, cuál fue vuestro Gran disco, si seguís haciéndolos… no dudéis en contárnoslo.

Por @Cubesp